Krampus y Lilith en su forma humana

Un rugido espectral anunció el abrir de las puertas del infierno, una niebla espesa y un viento helador surcó todo el planeta tierra, los bosques se enfriaron y las nevadas y lluvias torrenciales azotaron incontables ciudades.

Krampus y Lilith atravesaron el umbral que separa el mundo de lo etéreo y de lo tangible, el mundo de la oscuridad y de la luz. Caminaron por senderos sinuosos atestados por horrendas criaturas. Brujas y espíritus malignos acompañaron sus andares.

Sin embargo, estos seres comenzaron a perder su forma originaria y poco a poco fueron transformándose en humanos para camuflarse en las sociedades actuales. A diferenciar de siglos atrás, hay muy pocos entornos que continuen manteniéndose puros, sin la influencia del ser humano, y es por ello que, para evitarse problemas, Krampus y Lilith decidieron adoptar cuerpos más terrenales.

Su viaje continuó por pueblos, aldeas y ciudades pequeñas hasta llegar a una cabaña apartada de todo, en un rincón perdido al norte del planeta. Desde allí cada lunes nos cuentan terribles historias. Invocan la memoria de horrosas pesadillas, de entidades asquerosas de formas difusas. Desde aquel lugar inhóspito y maldito, Lilith y Krampus nos narran Cuentos de Media Noche.

Sus nombres humanos son Santiago y Sofía, tienen una apariencia juvenil y una creatividad inquieta, pero en ocasiones terminan topándose con indeseables problemas por invocar historias que a veces se tornan inenarrables. En el mundo humano se pueden ver atrocidades aún más grotescas que hasta en lo profundo de los avernos llegan a ser inconcebibles.